Pinilla de los Moros (Burgos) - Los mártires de Montalt 

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  Los mártires de Montalt  


Diaro de Burgos 18-08-2003 Vivir
Los familiares de 50 religiosos gabrielistas asesinados durante la Guerra Civil en Barcelona se reunieron ayer en urbel del Castillo para aunar esfuerzos y alcanzar su beatificación.
A.S.R./urbel del Castillo

    Agustín Pascual, Eliseo Serrano, Balbino Moreno, Isidoro Moreno, Laurentino Serna, Cayo Bañuelos... y así hasta cincuenta religiosos gabrielistas fueron recordados ayer en un acto celebrado en la iglesia de urbel del Castillo. Las familias de estos religiosos asesinados en el convento de San Vicente de Montalt (Barcelona) durante la Guerra Civil se reunieron para aunar esfuerzos en busca de su beatificación. A la cita acudió el postulador de esta causa, Juan Ciérvide Martirena, para señalar a las familias los pasos a seguir.
    Laurentino Serna Pérez -hermano Timoteo- nació en urbel en 1909 (ayer una larga pancarta pintada con rotulador azul indicaba la casa donde vio la luz). Era uno de los 50 profesores gabrielistas que encontraron la muerte el 7 de noviembre de 1936, en plena Guerra Civil. Manuel recuerda pocas cosas de su tío. «Murieron por la causa y fe que tenían en Jesucristo. Sabemos muy poquito de él porque venía al pueblo cada cinco años y cuando murió la familia prefería no hablar del tema y decían que los muertos, muertos están», indica añadiendo que tienen «gran fe en que se consiga la beatificación a corto o medio plazo». Manuel deja para «las generaciones futuras» poder ver a los hermanos Timoteo y Salvador, patrones de su pueblo, una vez convertidos en santos.
    De Pinilla de los Moros eran oriundos cuatro religiosos asesinados. María y Juanita son hermanas de Demetrio Moreno, que tenía 20 años cuando murió. Ellas recuerdan la falta de confirmación de la noticia que afirmaba que su hermano estaba muerto. «Nos poníamos el luto, nos lo quitábamos... -dice María- hasta que vinieron los estudiantes que estaban allí y nos lo confirmaron».
    A Eliseo Serrano le identificaron por los calcetines. «Entonces llevaban puesto el nombre en todas las prendas de vestir y un hermano suyo lo pudo certificar en un viaje a Barcelona», apuntan sus sobrinas, Ana y Julia Pascual.
    Andrés Redondo recuerda que sus padres siempre dijeron que su tío, Isidoro Moreno, pudo librarse del fusil por un problema de oído pero «él quiso estar con sus compañeros y se metió en la boca del lobo. Por temor o solidaridad, no lo sabremos nunca».
    A este encuentro acudieron también estudiantes que vieron cómo sucedió todo. Lorenzo González y Valeriano García tenían 15 años. «Fue muy triste. un exterminio. Vimos como los sacaban del colegio y les llevaban a la carretera. Había muchos milicianos y todos con su fusil», cuenta Valeriano mirando a Lorenzo que afirma con la cabeza.
    Fotografías, cartas y testimonios son los medios con los que la congregación gabrielista y los familiares quieren conseguir la beatificación de los 50 religiosos.

http://www.diariodeburgos.es/noticia.cfm/Vivir/20030818/martires/montalt/F545CE87-F20F-8C66-A8C93E0796A2EA7E
11/08/2008

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